Skip to main content

En el último proyecto que me ha tocado trabajar, se hizo especial hincapié en la toma de decisiones basadas en muestras y mockups. Las mismas fueron presentadas al cliente para su aprobación y posterior ejecución.   

 

La muestra es un elemento de gran importancia. Una vez aprobado adquiere el mismo valor que un documento constructivo, y es en ese documento en el que todos nos apoyamos para evaluar el trabajo final.

 

No solo se emplea para conocer o definir la estética de un producto, sino también para brindar información certera para una correcta toma de decisiones. Importa su calidad, su viabilidad, y su credibilidad. Mostrar una muestra sin este análisis previo, puede llevarnos a tomar una mala decisión que pueda poner en riesgo el proyecto.

 

Entendemos debemos exigirle los siguientes requisitos:

 

  1. Ser reproducible en gran escala.

Una “muestrita” es fácil de realizar, el desafío es llevarla de lo micro a lo macro. El esmero y dedicación que se le puede aplicar a una pieza pequeña o parcial, se puede perder cuando la pieza se reproduce a gran escala.

Por ello, una vez aprobada la pieza,  es muy recomendable realizar una muestra a mayor escala (mock up) para confirmar que pueda ser ejecutada en su diseño final.

  1. Documentar el proceso de elaboración.

Hay que constatar el procedimiento y la fórmula exacta en unidades medibles, para luego poder reproducir la textura, el color, el acabado, tal cual se aprobó.

  1. Ser una solución duradera.  

Más allá de la estética, tiene que funcionar. Se consulta manuales, experiencias anteriores y a expertos en el área para darle validez a la solución.

  1. Ser ponderado en tiempo y costo.

Por último, pero no menos importante, para aprobarla, debemos también analizar su impacto en los costos y tiempos de la obra.

Por tanto, ¿Qué mostrar cuando hago una muestra?

 

Debo mostrar un producto alcanzable, reproducible en gran escala y con una durabilidad garantizada, manejando el impacto en los costos y tiempos de la obra.

Reparando en estas exigencias, se reducen las probabilidades de caer en “falsas promesas”, que al no ser alcanzadas, ponen en duda nuestra capacidad y credibilidad con el cliente.