En el último proyecto que me ha tocado trabajar, se hizo especial hincapié en la toma de decisiones basadas en muestras y mockups. Las mismas fueron presentadas al cliente para su aprobación y posterior ejecución.
La muestra es un elemento de gran importancia. Una vez aprobado adquiere el mismo valor que un documento constructivo, y es en ese documento en el que todos nos apoyamos para evaluar el trabajo final.
No solo se emplea para conocer o definir la estética de un producto, sino también para brindar información certera para una correcta toma de decisiones. Importa su calidad, su viabilidad, y su credibilidad. Mostrar una muestra sin este análisis previo, puede llevarnos a tomar una mala decisión que pueda poner en riesgo el proyecto.
Entendemos debemos exigirle los siguientes requisitos:
- Ser reproducible en gran escala.
Una “muestrita” es fácil de realizar, el desafío es llevarla de lo micro a lo macro. El esmero y dedicación que se le puede aplicar a una pieza pequeña o parcial, se puede perder cuando la pieza se reproduce a gran escala.
Por ello, una vez aprobada la pieza, es muy recomendable realizar una muestra a mayor escala (mock up) para confirmar que pueda ser ejecutada en su diseño final.
- Documentar el proceso de elaboración.
Hay que constatar el procedimiento y la fórmula exacta en unidades medibles, para luego poder reproducir la textura, el color, el acabado, tal cual se aprobó.
- Ser una solución duradera.
Más allá de la estética, tiene que funcionar. Se consulta manuales, experiencias anteriores y a expertos en el área para darle validez a la solución.
- Ser ponderado en tiempo y costo.
Por último, pero no menos importante, para aprobarla, debemos también analizar su impacto en los costos y tiempos de la obra.
Por tanto, ¿Qué mostrar cuando hago una muestra?
Debo mostrar un producto alcanzable, reproducible en gran escala y con una durabilidad garantizada, manejando el impacto en los costos y tiempos de la obra.
Reparando en estas exigencias, se reducen las probabilidades de caer en “falsas promesas”, que al no ser alcanzadas, ponen en duda nuestra capacidad y credibilidad con el cliente.